Cómo nos afecta lo que vivimos durante nuestra gestación
“En general no recordamos nada de nuestra vida fetal ni de nuestro nacimiento y por eso esas memorias no están integradas a nuestro consciente. Es como si nunca hubieran existido. Sin embargo, todo lo que hemos vivido y experimentado en este periodo se hará sentir ms tarde con toda su fuerza en nuestra vida adulta expresándose a través de actitudes, pensamientos y reacciones emocionales.
Recordemos que hemos vivido muchas vidas, para los que crean en la reencarnación, y que cada una de ellas deja una huella profunda en el alma. Junto con su historia personal, el ser que acaba de ser concebido en el plano físico trae también todo un bagaje de conocimientos, emociones, capacidades latentes, deseos insatisfechos, miedos y culpas, como así también un propósito a cumplir y una lección a aprender.
Con toda esta carga es como llega al vientre de quien será su futura madre. Nadie imagina la magnitud de la responsabilidad que adquiere una mujer en el momento de quedar embarazada, porque a partir del instante de la concepción su vientre se convertirá en una caja de resonancia donde cada situación que ella viva funcionará como un eco del pasado para el ser que está allí con ella, despertando, reactivando, reforzando o suavizando o neutralizando los recuerdos traumáticos de sus experiencias anteriores”
Del libro La vida antes de nacer del Dr. José Luis Cabouli.
Muchos de los programas inconscientes se forman en este período que dividimos en cuatro partes llamadas: LAS CUATRO CANASTAS. En este tiempo se escribe un guion en tu inconsciente y, cuando creces, se vuelven actores y se repite una y otra vez. Todas las experiencias que hemos vivido no son solamente con los padres, pueden ser los médicos, las enfermeras, etc. dejan una huella que como no la recordamos, es difícil de borrar.
La primera canasta es desde la concepción hasta los dos meses en el vientre materno. La concepción comienza cuando la madre tiene la emoción de querer tener un hijo. (si el chico fue concebido por accidente, no fue un accidente, sino que la madre no era consciente de sus pensamientos).
Qué reacción tuve la madre al enterarse que estaba embarazada. Sintió alegría, tristeza, miedo, vergüenza Qué le pasó al padre cuando lo supo. Cómo lo tomó el seno familiar. Estas primeras impresiones son determinantes a la hora de nuestra relación con la vida misma. Si pensaron en abortar, por ejemplo, aunque luego hayan cambiado de idea, ese feto puede llevar consigo miedo a la muerte, rechazo o suicidio.
La segunda canasta es de los dos meses hasta antes de nacer. Estamos atados a una bolsa, pateamos, hay una lucha sin razón y no sabemos qué hacer, podemos sentirnos incómodos y hacer un decreto como: la vida es una lucha, me siento atrapado, cansado. Como también podemos estar muy cómodos y no querer salir.
La tercera canasta es el desde el comienzo del trabajo de parto hasta el nacimiento. El sufrimiento más grande empieza en esta canasta cuando comenzamos a sentir la sensación de separación de la madre. Cuando estamos saliendo, la madre también trata de sacarnos. Nos sentimos amenazados, con miedo, solos. Toda esta insatisfacción, resistencia y sufrimiento existencial va al inconsciente.
La forma en la que nacemos también va a determinar ciertos rasgos de nuestra vida adulta. Por ejemplo, los que nacieron con fórceps, no soportarán que les pidan algo por la fuerza, en cambio si se lo pides con suavidad, te dan todo. Y así con cada forma de nacimiento, por cesárea, atados con el cordón umbilical, con parto inducido o retenido, cada uno dejará una impronta imborrable en cada ser.
La cuarta canasta es desde el parto hasta las 6 horas después. No es lo mismo que te reciba tu madre despierta que dormida, que te pongan en su pecho o que te lleven a la nursery, que tu padre te diga que prefería una niña o un niño.
En el taller de las cuatro canastas vemos en profundidad estos estadíos y hacemos un ejercicio de respiración muy intenso para volver al momento del nacimiento y sanar esas heridas para volver a nacer renovados y felices.
Es una experiencia imperdible que se las recomiendo a todos los que se atrevan a ir profundo en su proceso de sanación.